Dentro del balance de la pertenencia de España a la Unión Europea tenemos que atender a las consecuencias políticas y económicas de dicha adhesión.
- Consecuencias políticas de la pertenencia de España a la Unión Europea
España es hoy un país democrático y un país europeo.
A raíz de la crisis del 98 en España y la definitiva pérdida de su imperio colonial, esta buscaba una nueva identidad colectiva. El atraso político, económico y social era evidente.
España había perdido el tren de la modernización de los países de su entorno. El problema eran sus estructuras obsoletas... la solución era la modernización, la solución era Europa.
En palabras de Ortega y Gasset "España era el problema y Europa la solución". Tras un siglo de historia marcado por la tragedia de la guerra civil, con el restablecimiento de la democracia a partir de 1975 y con la entrada en Europa en 1986, España parecía haber encontrado la solución.
Desde 1991, año que se firmo el Tratado de Maastricht, el gran reto y obsesión de las clases dirigentes españolas era lograr la convergencia con Europa, es decir, cumplir los criterios de inflación, tasas de interés, deuda pública y gasto del Estado acordado en Maastricht.
España cumplió los criterios y entro en mayo de 1998 en la Unión Monetaria Europea y adoptó el euro como moneda común. Esto no fue sólo una operación económica necesaria y positiva. Las autoridades españolas lo entendieron como una victoria histórica: España había cogido por fin el tren de la integración europea.
- Consecuencias económicas de la pertenencia de España a la Unión Europea
Si atendemos al balance de las contribuciones a la UE, por un lado, de España, y de las ayudas, procedentes de la Unión Europea, a España, el balance es a día de hoy positivo, habiendo recibido España más en ayudas de lo aportado.